Análisis jurídico y doctrinario de la figura de tentativa en el Código Orgánico Integral Penal

Abstract

El fenómeno de la tentativa ha sido complicado al establecer los parámetros doctrinales y legales, pues a lo largo de la historia de la humanidad, el derecho romano hasta la actualidad, ha tenido una variación doctrinal que establecen diferentes criterios de valoración punitiva, pero su reconocimiento como una estructura autónoma dentro de las ciencias penales no es muy antiguo, ya que deviene desde el derecho penal clásico. La tentativa imposibilita la configuración del injusto por la falta de resultado típico que no se ejecuta por una conducta ajena al agente, es decir que, esta figura tiene lugar cuando el autor pone en movimiento en el mundo real los medios elegidos para conseguir el fin propuesto, que si embargo no se llegó a consumar por razones ajenas a su voluntad de realización típica. En la teoría universal del iter criminis, la figura de la tentativa se halla ubicada después de los actos preparatorios, pero antes de la consumación del delito, siendo en cuantiosos casos muy complicado diferenciarla de la figura que le antecede. Por lo que existen varias teorías que nos permiten establecer un conjunto de presupuestos para la correcta estructuración de la tentativa y deslindarla de los actos preparatorios. Muchas consideraciones y teorías envuelven a la tentativa para tratar de comprender a través del iter criminis, y fundamentar su punición, por lo que es considerada por la ley como un delito que debe ser castigado dependiendo que postura doctrinal acoja. En nuestro país la tentativa se establece de una manera muy general, sin ninguna construcción dogmática dando pie a una serie de arbitrariedades y aplicación errónea de esta figura de la teoría del delito, lo que deja claro la necesidad de establecer requerimientos o criterios previos que deben ser vistos por los miembros de los Tribunales, a pesar de que la ley y la doctrina son bastante claras en este sentido.