Incorpórese en el código de la niñez y adolescencia, un marco jurídico que garantice la integridad de los menores de edad en situación de riesgo por abandono familiar.

Abstract

En el Ecuador, existen niños, niñas y adolescentes que viven en condiciones de desprotección, pese a que es obligación del Estado garantizar real y efectivamente sus derechos; las leyes dictadas a su favor, no se han aplicado correctamente, a esta circunstancia se debe agregar, la grave crisis económica, que ha desencadenado fenómenos migratorios, provocando de esta forma la desintegración familiar, lo que ha impedido que los niños, niñas y adolescentes tengan en especial el derecho de vivir en un hogar. Correlativamente a esto también tiene grave incidencia el divorcio, la violencia, los conflictos familiares y otros factores sociales que han provocado que cada día sea mayor el número de niños, niñas y adolescentes abandonados, constituyéndose en un grave problema social, con consecuencias que generan una decadencia de los valores morales de nuestra niñez y juventud, incidiendo a que los niños presenten una conducta irregular que culmina en la delincuencia y drogadicción. Los asuntos de los niños, niñas y adolescentes, merecen un tratamiento especialísimo, con una administración de justicia especializada, consagrado de esta forma por la Constitución de la República, en relación a los principios de que los derechos de los menores prevalecerán sobre los demás. Es necesario fortalecer el sistema y crear una conciencia social priorizando y salvaguardando los derechos de los niños, niñas y adolescentes, protegiendo así su identidad e individualidad, brindándoles las oportunidades necesarias para desarrollar sus potencialidades y su calidad de vida y no dependiendo exclusivamente de la vitalidad y crecimiento de la economía, sino de las condiciones de su entorno familiar, jurídico, político, institucional, social y cultural; razón por la cual el Código de la Niñez y Adolescencia es un paso para crear una conciencia de responsabilidad y trabajo en pro de los menores de edad, tanto en la familia como en el Estado, para que no se produzca el abandono por el solo hecho de carecer de recursos económicos y morales.