Necesidad de insertar en el código de trabajo las enfermedades psicosociales como enfermedades profesionales

Abstract

En una sociedad que constantemente se transforma, que crece y en la que cada día resulta más difícil la obtención de empleo se propicia un individualismo marcado y un exceso de competencia que origina tensiones personales y colectivas. Es notable a falta de interés social que llega en ocasiones a producir una falta de comunicación o una superficialidad en la misma, entre las personas de la comunidad. En el mundo en que vivimos, tan caracterizado por su dinamismo y realidad cambiante a una velocidad inalcanzable para nuestro conocimiento, debemos intentar realizar un somero repaso a las enfermedades psicosociales asociadas al trabajo. Sin profundizar demasiado y conocedor de la aparición de nuevos elementos casi a diario, podemos esquematizar las más importantes de la siguiente manera: insatisfacción laboral, estrés laboral, desmotivación, mobbing (acoso laboral), fatiga, envejecimiento prematuro y el síndrome de burntout (hastío, disgusto). Toda esta amalgama de enfermedades psicosociales ligadas al trabajo puede desembocar en consecuencias cuyo resultado excedería al ámbito estrictamente laboral. Son situaciones extremas, pero que sí considero conveniente hacer mención a ellas ya que, aunque son los casos más excepcionales, son aquellos que más nos llaman la atención, posiblemente por la repercusión que muchos de ellos llevan hasta los medios de comunicación. Altos índices de estrés laboral en una persona, así como desmotivación o fatiga, pueden desembocar en desequilibrios emocionales que alteren la personalidad del individuo. Mucho más peligrosos son los casos de mobbing o bullying que, unidos al elemento de violencia psicológica que atesoran, pueden tener consecuencias a modo de brotes psicóticos, disociaciones con la realidad o comportamientos obsesivos compulsivos. Nuestro Código de Trabajo, no menciona a las enfermedades psicosociales como enfermedades profesionales, pues existe un vacío legal al no tomarlas en cuenta, puesto que a raíz de la exigencia laboral y social de trabajo, eficacia, eficiencia, se exige demasiado al trabajador, en algunos casos más allá de su capacidad, facultad y tiempo, es decir rebasa sus límite, lo cual lo sumerge en ente social programado, descontento, desmotivado y hostigado y como tal su rendimiento laboral es escaso, gracias a su deficiente salud psicosocial. Por lo que es necesario de forma urgente que se realice una reforma legar al Código de Trabajo, en cuanto a insertar a las enfermedades psicosociales como enfermedades profesionales, y de tal manera proteger de mejor manera la trabajador, en cumplimiento de los principios, derechos y garantías constitucionales.